Imagen: El cabller del cigne – wordpress

LA BELLEZA DEL CUERPO DE LA MUJER EN EL CANTAR DE LOS CANTARES

Por Verónica Rozzoto Reyes – Guatemala

 

En 2020 se llevó a cabo en París el recital ENCUENTRO INTERNACIONAL DE POESÍA «VUELO DE MUJER», con la dirección de su fundadora y actual presidenta, la ecuatoriana Patricia Merizalde. Como resultado de este evento, próximamente se llevará a cabo el lanzamiento de la antología que lleva el nombre del encuentro, con la participación femenina de 12 países. Este artículo hace parte de las ponencias que se dieron en aquel evento de París. Para finales de este mes, el Encuentro Poético Internacional «Vuelo de Mujer» se celebrará en Esmeraldas, Ecuador. (Arturo Prado Lima)

 

Una mirada reivindicativa de la belleza del cuerpo de la mujer en el libro de El Cantar de los Cantares

Breve introducción para identificar nuestra postura

¿Desde dónde leer El Cantar de los Cantares hoy para que pueda ser fructífero un encuentro más digno con las bellezas particulares

de las mujeres, y justo para con sus cuerpos? mujeres latinoamericanas feministas, con las ansias de encontrarnos con nuestros propios cuerpos, y desde ahí, empezar un camino de dignificación y justicia. Para ello, nos definimos desde cuatro frentes que en la historia han marcado nuestros cuerpos, los cuales sirven como ejes transversales en el estudio crítico y propositivo del texto. Nos plantamos, entonces, frente a una sociedad: uno, patriarcal; dos, que maneja el mito de la única belleza; tres, que maneja la doble moral (la buena y la mala, la fea y la bella). Pero también, desde un aporte a las experiencias y luchas reivindicativas de las mujeres por la belleza de su corporalidad.

Sentido antropológico de cuerpo en la Biblia Hebrea:

Nuestra concepción occidental está fuertemente (1 El Cantar de los Cantares 4.7.)

influenciada por el dualismo griego, en donde el cuerpo es opuesto a espíritu. Dicho dualismo se ha caracterizado por un desprecio generalizado por el cuerpo y por sus necesidades, especialmente la valoración del mismo, como un todo. Además, conlleva a una visión muy limitada del cuerpo al identificarlo con la exterioridad únicamente, es decir, con la carne y los huesos. Esto nos ayudará para no entrar en el texto de El Cantar con nuestros propios presupuestos antropológicos y culturales, la mentalidad y antropología hebrea de ese entonces, la definición de cuerpo.

 

 

 

 

 

 

 

 

El cuerpo como un todo

La perspectiva bíblica acerca del cuerpo es concreta y unitaria: el cuerpo es un todo del que puede afirmarse que ni siquiera la muerte lo puede dividir. ¿Qué significa entonces pensar en el cuerpo como un todo? Es decir que el todo, son aquellas partes individuales de las cuales el cuerpo se compone, concibiéndonos como seres compuestos de varios elementos, sean estos psíquicos y físicos que conformar ese cuerpo, pero que pueden ser independientes unos de otros. Sin embargo, esta conceptualización moderna del “todo” como la suma de las partes, es totalmente ajena a la cultura semita. El cuerpo como un todo es percibido de otra manera en el pensamiento israelita de la Biblia Hebrea. En esta concepción no se hace diferencia entre las funciones psíquicas y las del cuerpo. Incluso, las funciones morales “son consideradas como dependientes, tanto de los órganos del cuerpo como de las funciones psicológicas” ; y al contrario, las funciones corporales (2 Pidoux, Georges (1969). El hombre en el Antiguo Testamento. Buenos Aires. Carlos Lohlé. pp. 11-12). pueden ser vistas como dependientes de las funciones morales. En eta perspectiva, ninguno de estos elementos predomina sobre los otros, porque, según J. A T. Robinson, para los hebreos no había una distinción rígida entre forma y materia, el todo y sus partes, cuerpo y alma; o el cuerpo a diferencia del otro ser u objeto.

A esta forma hebrea de pensar se le ha llamado de pensar estereométrico , el cual “presupone una mirada de conjunto de los miembros y órganos del cuerpo humano con sus aptitudes y actividades. Se trata del pensamiento sinético que se fija en la función de la parte del cuerpo mencionada…”; es decir que, “en lo que se piensa es en el propio actuar, la propia fuerza. Se considera conjuntamente el miembro y su actuación”. También es necesario tomar en cuenta que, cuando se expresa el cuerpo en “conceptos tales como: corazón, alma, carne, espíritu, y también oído y boca, mano y brazo (estos) son intercambiables no raramente en la poesía hebrea… (pues) los cambios indican aspectos distintos del único sujeto de un modo apenas perceptible”. No se puede concebir un “elemento” aislado sin que éste afecte o necesite al otro para poder manifestarse como cuerpo. Es por eso que, en El Cantar de los Cantares, el amado reconoce en la mujer que ama y que también canta, que toda ella es hermosa.

Banwell (1991). Nuevo Diccionario Bíblico. Buenos Aires. Certeza. p. 329 Wolf, Hans Walter (1975). Antropología del Antiguo Testamento. Salamanca. Sígueme. p. 22 6 Idem. Ibid. p. 21), la cursiva es nuestra.

La belleza: qué es y cómo se manifiesta en el cuerpo de la mujer de El Cantar

¡Cuán hermosos son tus pies en las sandalias, oh hija de príncipe! Los contornos de tus muslos son como joyas, obra de mano de excelente maestro. Tu ombligo como una taza redonda que no le falta bebida. Tu vientre como un montón de trigo cercado de lirios. Tus dos pechos como gemelos de gacela. (Cantares 7.1-3)

Si aparece tanta exaltación del cuerpo de la mujer en El Cantar, es porque se están ensalzando la belleza que de él emana. Esta exaltación se vuelve aún más relevante cuando se sabe la forma en que era valorado el cuerpo de las mujeres en el mundo

olores naturales, la excitación y el placer sexual, el amor, en fin, todo lo relacionado con el cuerpo, estaba destinado a dos fines: la satisfacción sexual, religiosa, económica y social del esposo, y la procreación de hijos e hijas para la sociedad. Ante esto, se debe considerar que la carga social y psicológica de ser mujer, debió de ser muy grande y dura como para poder vivir con el cuerpo con el cual se nació, y, sobre todo, vivir a plenitud con él también quedaba restringida.

Esta situación era más grave si se tenía en cuenta el derecho que se pudiera tener de gozar del cuerpo con otro cuerpo que no fuera necesariamente estando casados, sino sencillamente del hombre al que se ama. La mujer de Cantares lucha contra todo esto, y su cuerpo es la máxima expresión de resistencia. Por eso se dice que “El Cantar de los Cantares

reafirma la dignidad de la mujer en el período post-exílico, marcado por el predominio del machismo”. Renita Weems, habla sobre el misterioso poder del cuerpo de la mujer que puede competir con las obligaciones religiosas y sociales hacia los hombres. Pero esa competencia, que la realiza la fuerza de la belleza de su cuerpo, se da con el propósito de crear algo nuevo, a partir precisamente de aquello que le era negado a la mujer, como era el poder disfrutar su cuerpo y crear nuevas relaciones justas y dignas con el varón.

Es por eso que la belleza de esta mujer, que exalta los versos de este libro, es verdaderamente excepcional. En ningún otro pasaje

de la Biblia aparece una descripción tan especial y detallada de toda la corporeidad de la mujer. Cavedo llama la atención sobre este asunto, diciendo que la corporeidad, es, por el contrario, un tema bastante marginal en la literatura bíblica. Si exceptuamos El Cantar, no se señala más que raras veces, y a menudo, como elementos estereotipados de ciertos géneros de la narrativa popular…

Aparte de estas historias que se mencionan, la Biblia habla brevemente de la belleza de mujeres tales como las matriarcas 7 9 Sara (Génesis 12.10ss), Rebeca (Génesis 24.15ss), Raquel y Lea (Génesis 29.16-17); así como la de Ester (Ester 2.7), y Judith (Judith 8.7), entre otras, pero siempre, en función de intereses con sus maridos o con su propio pueblo. Sin embargo, es necesario definir aún más cuál es el tipo de belleza al que se refiere El Cantar, porque resulta ser tan novedoso para una lectura bíblica desde los cuerpos sufridos de las mujeres en Latinoamérica, y alrededor del mundo.

 Para comprender el tipo de belleza que propone El Cantar, es necesario evocar la ayuda del mundo de los sentidos (olfato, vista, tacto, oído, gusto, imaginación). También es indispensable “leer”

el texto con “las manos”, “los pies”, “el corazón”, “el deseo”; es decir, con toda “el alma”, porque en hebreo “el alma” posibles que se abra el mundo de las significaciones asociadas a la belleza, para que sea percibida de parte de los y las lectoras. De un acercamiento así, es posible dar una cierta definición de lo que es la belleza del cuerpo de la mujer en El Cantar.

Con las herramientas de lectura arriba descritas, y con el aporte del significado de los símbolos expresados en los poemas, más relevantes tomados de este libro, que ilustran lo que se ha venido explicando. Para ello, se presenta como en El Cantar se detalla e interpreta algunas partes del cuerpo de la mujer.

(Schwantes

, Milton (1993). “DEbaixo da macieira. Cantarea á luz de Ct. 8.5-14”. En: Amor e paixao. O Cántico dos Cánticos. Estudos Bíblicos No. 40. Petrópolis. Vozes. p. 43)

Anotaciones para nuestra actualidad

Este maravilloso libro bíblico, lleno de erotismo y poesía que alaba los cuerpos y sus expresiones, muestra que, así como la mujer de Cantares tiene una belleza única, muy valorada, así todas las mujeres son únicas por su belleza y su cultura. Si la belleza se estandariza en los cuerpos,

ésta disipa a las mujeres en la homogeneidad, pero reconocer las bellezas particulares de cada una, las visibiliza, haciéndolas presentes y participativas en su propia vida y en la sociedad.

La estructura patriarcal, en complicidad con el mito de una sola belleza, incita y obliga a que el único sentido con el que hay que ver a una mujer, es con el de la vista (ver su apariencia), condicionando su valor únicamente en esta esfera. Pero si se es capaz de poner a funcionar el olfato, el tacto, el gusto, el oído y la imaginación, se llega a descubrir hermosuras sin límites en los cuerpos femeninos, las cuales son casi imposibles de percibir sólo con una mirada sesgada y alienada.

Muchas mujeres de nuestra época han abierto brecha en la reivindicación de la belleza y el goce de sus cuerpos. Ellas se reúnen para celebrar y compartir sus hermosas diferencias. Pero también para enfrentar todo aquello que les niegue el derecho de sentirse mujeres con cuerpos bellos y dignos dentro de todos los ámbitos sociales, insistiendo en que ninguno es despreciable, ni debe ser utilizado por el patriarcado y el machismo como espacio de dominación, mucho menos mancillado y destruido. Así, en cada lucha y rescate, pueden estar seguras de lo que son en y con sus cuerpos, y con la frente en alto afirmar con valor “Soy toda hermosa, y en mí no hay defecto”. El Cantar de los Cantares así lo ha confirmado.