Por Carlos Alberto Bolaños Enriquez*
Asistimos a una cita visual sin precedentes , evento alrededor del cual se han generado un cúmulo de percepciones y sentimientos.
Un ambiente de ansiedad, miedo e incertidumbre se logró percibir durante el proceso de elaboración de está puesta en escena , por primera vez llevada a cabo en San Juan de Pasto. Todas estas sensaciones producto de íntimas reflexiones frente al como se ve actualmente cada uno de los Artistas convocados en está ocasión, frente al transcurrir del tiempo sobre su propia existencia.
Seguramente la tristeza y la melancolía al igual que la alegría invadieron el alma de cada uno y se permitieron ser plasmadas para manifestarse como propias y hacer posible el decir a través de la Pintura: » Este soy Yo».
Lágrimas, borrar y volver a pintar, muchas repeticiones, muchas dudas surgidas, un aprendizaje que se desaprende, la eterna pregunta…¿Me parezco o no me parezco?.
Motivante o devastadora respuesta. Monumental y complicada tarea.
El Pintor a lo largo de la Historia del Arte siempre se ha auto- representado ; desde la antigüedad, en un principio para decir que la obra es de su autoría incluyéndose en ella como parte secundaria y a partir del Renacimiento pasa a retratarse a sí mismo pero de manera independiente y acompañado de símbolos que hablan de su persona y su importancia como Pintor, entendiendo el símbolo como expresión de lo verdaderamente humano.
Quizá uno de los ejercicios pictóricos más complejos es aquel dónde se posibilita un autoconocimiento y un » mostrarme como me veo, no como me ven».
Es un sincerarse consigo mismo buscando liberación a través de la Pintura, que consigue aquí ser reivindicada en un momento actual en el que todo parece tener valor dentro del Arte, así no contenga esa capacidad tan necesaria para el Arte y en este caso la Pintura de Caballete, que es el conmover a través de la expresión total del alma.
Cómo Pintores enfrentados a un lienzo en blanco conseguimos extraer de lo más profundo de nuestro ser: esos recuerdos, ese tiempo vivido hasta hoy, reviviendo todo aquello que perturba e inquieta nuestro pensamiento y nuestra conciencia.
Inevitable encuentro con nuestro «Yo» ese que pide y necesita ser mostrado y ese mismo » Yo» que frente al lienzo llora, ríe, se confiesa, libera sus demonios y » sale a la luz» tal cual es.
Un reencuentro fraterno de amigas y amigos dentro del arduo camino del Arte, dueños cada uno de una valiosísima forma de expresión conseguida con práctica y experiencia constante dentro del trabajo artísticos.
Maravillosa gama de expresiones que visibiliza en cada Autorretrato esa inclinación que evoca diferentes momentos históricos del Arte, de tal suerte que el Público presente estará frente a una fascinante y excelente ejecución en la auto-representación de cada Pintor. Trayendo a la memoria desde el icono medieval Bizantino exquisitamente logrado, tan antiguo y actual a la vez. Lo realista ,lo neoclásico totalmente miméticos y fieles a lo natural y a la vez con un toque de misterio y provistos de un aura total e intensamente atractiva; otros , ricos en símbolos que proporcionan información del mundo interno del Pintor(a). Otros con esa carga ancestral tan inquietante que invita a desatar el Espíritu y conseguir esa conexión tan anhelada con lo Sagrado a través de la imagen, también están quienes se representan con un expresionismo evidente en el uso de la espátula y la textura del óleo con una fuerte intención liberadora que da indicios de su psique. Se observa también la auto- representación surrealista que hace uso de lo inconsciente a través de la imagen como un medio liberador.
Tremenda y complicada tarea que sirve de Catarsis o desprendimiento profundo , tan necesario para equilibrar cuerpo y alma.
Gracias a la Vida y a nuestra Historia por permitir este sublime momento que quedará por siempre grabado en quienes hacemos parte de él como protagonistas y como espectadores.
Según el Maestro Luis Eduardo Arturo «Está noche nos vemos las caras.»
Ojo a la mirada…esta es el acceso al alma.
* (Maestro en Artes Visuales UDENAR).
El norte siempre lo buscaremos en el sur
Si buscamos el autorretrato colectivo con las características, los colores, los tonos, , las texturas, las profundidades y las emociones de estos autorretratos, nos encontraremos con un gran pueblo que trata de dominar su YO profundo para salirle al paso a la extravagancia de la muerte.
Hay un cementerio de nostalgias abonando el terreno para las utopías de hoy y de siempre. Alguien se arma de miedo para derrotar a la inocencia. O se toma la inocencia por su mano para desatar la furia de los colores y las formas que aparecen en sus cuadros. Ellas y la brava ternura de su ser. Todas y todos nos enseñan el camino del arte como punto de llegada y de partida.
El norte siempre lo buscaremos en el sur, pues el sur, el nuestro, está poblado de poetas universales que al caminar, dejan sus huellas al mundo como guías para llegar a nosotros mismos.
Ha sido una fiesta para los sentidos esta gran obra de arte. Mil gracias
Arturo Prado Lima