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¿BAILAMOS?: LA EFÍMERA PRIMAVERA DE UNA MUJER MADURA Y SU STRIPPER

Por JAIME FLÓREZ MEZA

Como lo están haciendo muchos creadores alrededor del mundo, Agustín Núñez nos ha regalado otra cápsula dramática audiovisual que enfrenta a tres artistas ante el desafío de dirigir y actuar a distancia, desde dos países distintos (esta vez Brasil y Paraguay), siguiendo las instrucciones de un brevísimo libreto, ensayando en la soledad de sus confinamientos y usando las cámaras de sus celulares para grabar sus respectivas partes que luego el editor y montajista Onchi Ortiz ensamblará en Asunción con todos los ajustes visuales y sonoros del caso. Aunque con el mínimo trucaje, tratando de paliar el hecho de haberse grabado en lugares y tiempos diferentes. Lo que se busca, en definitiva, es la credibilidad de la escena.

En este micro drama una sexagenaria mujer adinerada y que aparentemente vive sola contrata a un stripper. El joven llega con atraso, pero sus intenciones parecen ir más allá de hacer su show y recibir el pago acordado. El desenlace será trágico. Dice Agustín que para este ejercicio dramático se inspiró en La primavera romana de la señora Stone, una novela de Tennessee Williams, uno de los más grandes dramaturgos estadounidenses, menos conocido y apreciado quizás por su narrativa. La novela se hizo famosa por la adaptación cinematográfica de 1961, con Vivien Leigh (Lo que el viento se llevó) en el papel de una actriz rica y viuda que en su decadencia conoce en Roma a un joven gigoló, interpretado por Warren Beatty, con quien vivirá una tormentosa y trágica relación, bajo el marco de la ocupación estadounidense de Italia tras el fin de la segunda guerra mundial.

Edgar Sanabria, actor paraguayo

El licor está presente, como solía estarlo en las obras de Williams, que tuvo problemas con el alcohol y las drogas a lo largo de su vida. Esa presencia será la que desencadene la fatalidad en el inicio del ritual de esa confrontación entre la mujer madura espectadora, autoritaria y alcoholizada y el joven que vive de exhibir su cuerpo ante señoras. Rememoré una obra que hicimos con el mismo Agustín Núñez en Asunción en 1996, Todos los domingos, del dramaturgo cubano Antón Arrufat, en la que una mujer inválida y rica llamada Elvira contrataba un joven cada domingo, valiéndose de su criada, para representar en la sala de su casa un encuentro con un lejano novio de juventud. El novio de turno tenía que aprender al pie de la letra un libreto concebido por Elvira, bajo la vigilancia de Alejandrina, la criada. Era teatro dentro del teatro. En un momento dado el joven abandonaba el personaje y echaba todo a perder, incluso su propia vida, justo lo contrario de lo que ocurre en ¿Bailamos?, donde la víctima es la propia organizadora del evento secreto.

Carolina Virgüez, actriz colombo – brasilera

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La actriz colombo-brasileña Carolina Virgüez representa el rol de esta mujer que busca romper su soledad y al parecer tiene el hábito de contratar strippers para que la entretengan en su apartamento, hasta que el de la ocasión, interpretado por el actor paraguayo Edgar Sanabria, altera mortalmente los planes.

Carolina Virgüez vive en Brasil desde hace cuarenta años. Fue alumna de Agustín Núñez en el Centro de Expresión Teatral y luego marchó a Brasil, donde estudió Artes Escénicas en la Universidad Federal de Río de Janeiro (Uni-Rio). Ha recibido los más importantes premios del teatro brasileño como mejor actriz. Es además traductora de portugués y maestra de teatro. Edgar Sanabria es actor y director profesional egresado de El Estudio —escuela privada fundada por Núñez en Asunción—, y docente de teatro.

Sin duda este nuevo momento breve para ver de paso —como se anuncian estas experiencias de dirección y actuación a distancia por parte de El Estudio—, dentro de lo efímero que pudiera ser permanece en la retina y la mente del espectador. Sobre todo, si éste no tiene prisas y está dispuesto a dejarse sorprender.