Augusto Rodríguez (Guayaquil, Ecuador, 1979). Periodista, editor y catedrático. Ha publicado quince libros en varios géneros como poesía, cuento, ensayo y novela en países como España, Francia, México, Rumania, Estados Unidos, Chile, Cuba, Perú y Ecuador. En cuento, ha publicado: Del otro lado de la ventana (2011), Los muertos siempre regresan (2012) y El hombre que amaba los hospitales (2017). En novela: 5079 archivos secretos. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía David Ledesma Vázquez (2005), el Premio Nacional Universitario de Poesía Efraín Jara Idrovo (2005), el Premio Nacional de Cuento Joaquín Gallegos Lara (2011). Es Finalista del Premio Adonáis (2013), Finalista del Premio de Crónicas Nuevas Plumas, México (2014) y Finalista del Premio Herralde de Novela (2016). Parte de su obra poética está traducida a once idiomas. Editor en El Quirófano Ediciones. Director del Festival Internacional de Poesía de Guayaquil Ileana Espinel Cedeño.

 

LOS CUERPOS NO MUEREN

 

 

A Luis Armenta Malpica

Los cuerpos no mueren.

Solo su media parte serpiente.

 

Luz que no es esfera ni paraíso.

 

Los cuerpos son mitad bosque

y mitad agua que se esconden

en los pezones

blancos del día.

 

Los párpados niegan

cuando un animal

sale

de su niebla azul.

 

Los cuerpos no mueren.

Solo su parte no oficial.

 

Su ojo,

su geometría,

su pétalo de aire.

 

El miedo pasa de nervio

en nervio

y la garganta se alborota

cuando llega la sangre y expulsa

su otra piel

su vísceras dementes.

 

Los cuerpos no mueren.

Solo su media carne católica.

 

SEXO

La luz de tu sexo

es flor abierta en

un mundo de machos y hembras

que escucha lejano como se

derrama la leche

y la sangre.

 

La luz de tu sexo

es un bosque que se enciende

en las nubes

de mis piernas.

 

La luz, la luz,

la luz de tu sexo

es la estrella del futuro.

 

EL ESCORPIÓN

Es verdad

que la poesía habita en la llaga

en la palabra viva

y en el suicidio.

 

Los poetas salvaguardan su cáliz

pues conocen que las palabras blancas

son inofensivas en la sangre

pero siempre el poema

es una piedra

que crece en el cerebro

del escorpión.

 

Un pez

un río

un ojo

aletea

 

LA LLAVE

La palabra es la llave.

 

La palabra es la memoria viva.

que está en el envés de las cosas.

 

La palabra es un manantial

en los ojos

 

(mira aquí la luz)

 

La palabra es el mito.

La mano. La esperanza.

 

¿Cuánta luz nos falta

para el amor?

 

(mira aquí la luz)

 

La palabra es la llave.

 

DAME FRUTAS

La luz es música en la retina.

En el oído. En la lengua.

 

El tiempo es devorado a dentelladas.

El oro no siempre es oro.

 

La luz es la fruta perfecta

que desayuno

en cada mañana.

 

Dios es un paradigma.

La luz es el Espíritu Santo.

Jesús la sílaba.

 

 

Dame   p  a  l  a  b  r  a  s.

 

SÁBANAS ROJAS

Las sombras crecen y mueren como flores

o como náufragos ante la isla de sus ojos.

Las costillas del amor

son el árbol donde

se estremecen las serpientes.

 

Después del amor queda un cuerpo vacío

y destruido envuelto en sábanas rojas.

 

El delito fue consumado

no inventes otros miedos, ni otras angustias.

 

Es verdad que el amor reseca las manos

pero es el aire de los cuerpos.

 

LA VIOLENCIA

Un hombre es un hombre

así le roben las vísceras, el corazón

o le amputen un pie.

 

Un hombre es un hombre,

así le rasuren el cabello, pierda un ojo

o no vuelva a escuchar.

 

Un hombre es un hombre

así la violencia lo calle

le roben los dientes

o le amputen un riñón.

El hombre es un hombre

así esté oscuro.

 

LA NIEVE

La nieve envuelve el cuerpo

resignado de la derrota.

y es el fulgor de la lluvia en los sedientos.

 

Tenemos ángeles dormidos en el cuerpo

pero no lo sabemos.

 

Los ángeles:

pequeños fantasmas de nuestras vidas pasadas

 

Rompen la vigilia del sueño

y nos visitan para darnos pan y agua

pero nuestras pupilas no diferencian la niebla

con el hueso.

 

Toca el sueño y verás a los ángeles

reposar en tus sienes

 

UNA TUMBA FRÍA

Aquí podrás apagar la luz

y dejar que el amor se muera por amor.

 

Ahora el amor será una historia pasada

y será contada

como una mentira a los niños.

 

El frío será un fantasma

que atraviese las cavernas

y los huesos de tanto

cuerpo desterrado.

 

Arderás por volver a verla. Seguro que sí.

 

Arderás por volver a tocarla

y sentir que su piel es la piel

de todas las mujeres del mundo

y que ahí y sólo ahí

estará el amor que te corresponde.

 

Ella es la única.

 

El amor no dicho

ni pronunciado

pero sí el amor

que merece vivir.

 

Arderás por volver a verla

y tal vez no la vuelvas a ver más.

 

Llorarás en su tumba destruida.

 

LOS FÉRETROS

Los féretros van por sendas y por calles

de día y noche, mientras la nube oscurece la tierra.

 

Walt Whitman

 

Los féretros van por sendas y por calles

de día y noche

mientras la nube oscurece la tierra

y la ciudad es una mancha humana

en el corazón del puerto.

 

Los hombres vivos

cargan a sus hombres muertos.

 

Los hombres muertos

cargan a sus hombres vivos.

 

La sangre es un carnaval pasado

en las venas

de este puerto

que se niega a morir

a ser elegía, rama amarilla

fantasma esquivo.

 

Los féretros salen de sus velorios

y van sin descanso

al fin de la civilización:

 

Un río de muertos esperan.