La escritora Myriam Jimenez Quenguan, catedrática de la Universidad Santo Tomás, de Bogotá, viene a España a presentar su libro «Pensar América Latina desde la literatura: imagen y memoria en Terra nostra de Carlos Fuentes», un valioso documento – libro que recorre a lo largo y ancho, lo profundo y bello de la imagen en la obra literaria del autor mexicano. Para quienes no conocemos a profundidad la obra de este gigante de la literatura latinoamericana, incluso para aquellos que la conocen, este texto será imprescindible cuando se trate de leer, escudriñar y hablar sobre Carlos Fuentes.

En las actuales circunstancias hemisféricas, América Latina necesita ser repensada no solo desde al ángulo económico y político, sino también desde el sociológico y cultural, donde la literatura tiene una gran tarea por delante, no solo de ver la realidad tal como es, sino de crear nuevas miradas para que podamos transformarla.

conexionortesur.com presenta a nuestros lectores la introducción a esta generosa contribución literaria de la poeta y escritora colombiana quien, a mediados de diciembre de este año, presentará su magnífico trabajo en Madrid. Tendremos la oportunidad de hablar con ella para ofrecer a nuestros lectores una semblanza de quién es Myriam Jiménez Q. y cuál es su visión del mundo actual. (Arturo Prado Lima)

Pensar América Latina desde la literatura: imagen y memoria en Terra nostra de Carlos Fuentes

La relación entre imagen y memoria, con base en la novela Terra nostra (1975), de Carlos Fuentes, abre distintas posibilidades de reflexión y debate que contribuyen a pensar América Latina desde nuevas lecturas. Por un lado, la obra permite desentrañar historias ocultas, cuestionar la verdad de las imágenes y cómo ellas consolidan la memoria de los pueblos; es decir, su producción tiene que ver con la historia real, en concreto, con la España colonial y el Nuevo Mundo. Por otro lado, también genera diálogos y cuestionamientos críticos, a partir de la ficción y la subjetividad artística.

En este estudio, se presentan algunas aproximaciones de lectura y análisis desde distintas teorías estéticas y teorías literarias, entendiendo que la imagen ha sido objeto de estudio desde pensadores de la Grecia Clásica como Platón, hasta filósofos contemporáneos como Derrida y Rancière.

Se parte de la idea de que la imagen siempre está asociada con la memoria, no se trata solo de una figura retórica para representar o mostrar la semejanza o apariencia de algo; existen, como lo señala el Diccionario de la Real Academia (rae, 2021), distintas acepciones; la imagen se ha entendido como “figura, representación, semejanza y apariencia de algo” (2021).

Las imágenes casi siempre remiten a la reproducción de figuras o a la recreación de la realidad gracias a la imaginación. Más aún, se convierten en un problema de identidad de los pueblos y en una forma de relacionarnos y de construir cultura. Existen imágenes públicas, privadas, reales, ficcionales, virtuales, toda una inmensidad de posibilidades que confirman que ella ocupa un papel fundamental para la construcción de la memoria universal, nacional, local. ¿Qué imágenes identifican a toda la humanidad? ¿Qué imágenes tienen unos pueblos de otros?

  Myriam Jiménez Quenguan

La presencia de las imágenes trae el problema de la memoria, entendida no solo como la facultad de recordar el pasado sino, además, como una función artística, en donde la literatura revela hechos, circunstancias, sentires, ideas de los hombres en diferentes contextos. La memoria es “exposición de hechos, datos o motivos referentes a determinado asunto” (rae, 2021). Es necesario revisar cómo aparece y qué perdura de ella en la gente. Construir memoria sirve para desocultar lo que los discursos oficiales han callado, sirve para incluir al otro y para aportar a la construcción de la conciencia individual y colectiva. En esta medida, la memoria nos increpa a hacer una revisión de la historia real e imaginaria, ella trae el problema de la verdad, el de las herencias culturales, las exclusiones y los olvidos.

Sin duda, la imagen no se limita a lo estrictamente visual, ella trae consigo memoria e ideas, trae implícita una ideología; estudiarla con base en una obra literaria concreta permite constatar su evolución, sus temáticas, los problemas más recurrentes de las sociedades. Por lo tanto, en estos tiempos de predominio mediático, es preciso pensar la imagen unida a la memoria, porque especialmente a través de su producción desde Latinoamérica y desde sus obras literarias se pueden contar y pensar distintas historias humanas y ficcionales. Y en esa gran polifonía aparecen temas de fondo, algunos relacionados con las formas, otros relacionados con las historias y los relatos, otros con los universos imaginarios de las obras, los autores y los lectores. ¿Cómo se produjo la imagen en los tiempos coloniales? ¿Cómo fue leída la imagen del Viejo Mundo y del Nuevo Mundo? ¿Quién se encargaba de difundir las imágenes externas (públicas)? ¿Por qué la imagen-memoria es una forma de pensamiento para la liberación de los pueblos?

A nivel de la teoría literaria, el estudio de las imá genes hace parte de los estudios de la literatura comparada; para María Laura Pérez Gras (2016), es la imagología la disciplina que estudia los conflictos que genera la imagen y se aplica a la alteridad de los textos; es decir, la imagen se trabaja como algo que se lee acorde al contexto. Pérez recuerda a René Wellek para aclarar que lo imagológico no trata del estudio de ilusiones, sino de “la reconstrucción de un imaginario social a partir de las imágenes que un texto literario encierra” (p. 11). Pero ¿qué ideología transmiten las imágenes literarias en América Latina? ¿Qué imágenes sobresalen en Terra nostra? ¿Qué cuentan las imágenes sobre los hombres? ¿Cuál es su intencionalidad? ¿Qué relaciones establece la imagen con la memoria? ¿Cómo se leen las imágenes de los pueblos? ¿Cómo aprovechar las imágenes autóctonas? ¿Es preciso educar la mirada, cómo hacerlo?

En Terra nostra (1975) la memoria está unida a la imagen e interroga si es mímesis o quiebre de la representación, es, además, una función de la mente humana para recordar el pasado, tarea que usualmente se le ha atribuido a la historia; sin embargo, esta función también la cumplen las obras artísticas como las literarias. Y aunque la obra de Fuentes no desea ser histórica, sí requiere de la historia para su construcción, prefiguración, comprensión e interpretación. La novela juega con datos históricos, algunos sucedidos en otros tiempos o atribuidos a otros personajes, tal es el caso de la aparición de Felipe el Hermoso como padre de Felipe ii, aunque en la vida real su padre fue Carlos I de España. El manejo histórico desde la ficción brinda mayor veracidad a la narración y a la vez realiza un particular énfasis comunicativo; en Fuentes, por ejemplo, el trastocamiento de fechas y rasgos de los monarcas hispanos ayuda a caracterizar mejor los excesos de la época. En Terra nostra las imágenes son memoria viva, sirven para criticar, parodiar, interrogar, pensar, recrear; son, como diría Rancière, un síntoma, una revelación de lo que sucedió.

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En la época en que se desarrollan los sucesos, la novela de Fuentes inicialmente nos remite inevitablemente al Viejo Mundo, a la gloria de los monumentos, al aura de las pinturas, a la transformación y riqueza constante de las imágenes, desde las más asombrosas, misteriosas y góticas hasta las más deplorables, aquellas relacionadas con la muerte violenta. En este estudio se parte de la concepción de la imagen como lenguaje, mímesis, escritura, acontecimiento, huella, aura, différance y destino sensible.

Así, las imágenes ayudan a comprender los acontecimientos, la memoria, la historia, los fenómenos culturales. Cada cultura crea sus propias imágenes, sus imaginarios de personas, hechos, valores, defectos, sueños, etc. Al final, la reflexión abierta por Platón sigue vigente, ¿la imagen es mímesis?, ¿cómo la imagen imita lo real?, ¿la imagen es copia o simulacro?

Para Derrida (2008), la imagen es un acontecimiento que confirma la différance, ya que es ambigua, polisémica y polifónica. Para Benjamin (1993), es la huella que ayuda a generar conciencia, es objetiva y subjetiva a la vez, expresa las transformaciones que viven los pueblos y las ideas que ayudan a descubrir el mundo. Para el pensador alemán, es importante preguntar ¿qué es lo auténtico? ¿Cuáles son las imágenes singulares que nos regala Terra nostra? Para responder estos interrogantes, Benjamin (1989) también nos invita a reflexionar sobre el “aura”, entendida como un componente esencial de las obras de arte; el aura nos conduce a pensar en su lejanía y en su cercanía, es un signo de verdad y autenticidad, una forma de resistencia frente a la imagen instrumentalizada. A propósito, ¿qué tan lejanas nos resultan las imágenes que encontramos en la obra de Fuentes? ¿Cómo han influenciado esas imágenes del siglo xv y xvi en el pensamiento de América Latina? ¿Estás imágenes se siguen reproduciendo en el siglo xxi? Existen tantas visiones de mundo, pero, en ciertos contextos y épocas, algunas visiones predominan más que otras. ¿Cómo distinguir la imagen real de la imagen imaginaria y ficcional?

Para Rancière (2011), la fuerza de las épocas la encontramos en las imágenes, si realmente deseamos emanciparnos tenemos que vivir el arte. ¿Qué es lo aparente? ¿Qué es lo real? ¿Qué función tiene la imagen y por qué define la memoria? Destino e imagen se vinculan, las imágenes sirven para comprender y transformar las situaciones, “la alteridad forma parte de la propia composición de las imágenes” (p. 25). Las imágenes se mueven en el tiempo, existe una “imageneidad”, unas relaciones y funciones entre ellas, unos lazos visibles y sensibles de significación.

Para resolver algunos de los interrogantes planteados, existe abundante teoría estética y teoría literaria; aquí delimitamos y proponemos su análisis, teniendo en cuenta las siguientes partes:

  1. Reflexión sobre la imagen, trata la imagen como problema y lenguaje, como visión mimética clásica, como escritura y acontecimiento, como huella, aura, différence, destino de lo sensible.
  2. Las imágenes son fantasmas, presenta en la novela de Fuentes algunos fantasmas que hablan y la vigencia de los manuscritos o la historia de Tiberio.
  3. La imagen del horror: masacres y repetición del exterminio, incluye la masacre de Flandes, las huellas historiográficas de la España colonial, además, se interroga sobre la monarquía hispánica.
  4. Imagen, sueño, reflejo, muestra algunos sueños como el de los comuneros, los hechos vividos en la playa y la muerte de inocentes.
  5. Los sabios y el teatro de la memoria, hace hincapié en las lecciones de Valerio Camillo.
  6. 1492: las imágenes del Nuevo Mundo, trae a escena objetos como el espejo, la masacre de Tlatelolco, la oralidad como resistencia.
  7. Contar y crear imágenes para no perder la memoria, alude al fin de milenio, al barroco, al palacio de El Escorial, a las reliquias, al pudridero real y a los cuadros de “Orvieto” y El jardín de las delicias[1].

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En cada capítulo el lector encontrará algunas imágenes, pensadas para completar el texto escrito, que esperan ampliar la reflexión y hacerla más amena.

Al final de este libro, se incluye, a manera de conclusiones, un texto más personal, que resalta lo más significativo de esta particular aventura de pensamiento literario.

El imaginario sobre lo femenino en la literatura latinoamericana: el caso de Terra Nostra”, en el libro La violencia de género en adolescentes y jóvenes: claves para la prevención, Madrid: Editorial Dykinson S. L., 2022, 133 p.

[1] En este libro no se considera el análisis de las imágenes y visiones femeninas en Terra nostra; sin embargo, sobre este tema existe un estudio realizado por la misma autora, Myriam Jiménez Quenguan, que se difundió a través de una ponencia video en el Congreso Internacional Nodos del Conocimiento, organizado por universidades de España (Sevilla, Zaragoza) y México, (diciembre 2020). El texto está publicado como capítulo vi (pp. 107-132) titulado “Violencia basada en género, misoginia, desigualdad