Mientras la humanidad permanecía confinada en sus hogares, la naturaleza florecía en todo su esplendor. Un mundo de colores, sabores y sensaciones musicales propias de la vida misma.

Mientras la gente permanecía en confinamiento, con miedo y sin alternativa para disfrutar del aire libre, la naturaleza desataba irrumpía en una fiesta de colores tan bella como la vida misma.