Marta altamirano de Álvarez 1957 – 2021

Cuando no existen opciones, la esperanza es la única conductora de la vida. Marta Altamirano de Álvarez lo sabía y lo escribió en uno de sus poemas. Ella, la habitación de la sonrisa desprovista de la  locura y la razón, sin embargo, se ha ido. Tenía un cáncer y sólo unos cuantos lo sabían.

Hace unas semanas me envió su última novela, “No pasa nada”, con el encargo de que la reseñara es este Magazín. Estaba leyendo todo ese andamiaje de la vida y sus contradicciones, los amores y las adversidades que suelen acompañar el transitar por la vida cuando recibí una llamada de Ecuador. Era de Patricia Merizalde, la conductora del programa televisivo “Siempre con Patricia”, cuya programación alberga “Hablemos de buenos libros y grandes autores”, que hacemos Patricia y yo todos los miércoles. Y habíamos programado hablar sobre el gran Julio Cortázar.

Fue ella la que me comunicó que no hablaríamos de Cortázar, sino de otra argentina, la abogada, poeta y novelista Marta Altamirano de Álvarez, cuya vida la había dedicado a su familia y la escritura sin desfallecer nunca. Hasta hace 8 días, quienes la conocían personalmente, como los que teníamos noticias de ella a través de su poesía y las redes sociales, sufrimos esa sorpresa que alguien nos deja sin una queja, sin un reproche, sin el grito de la desesperación a pesar de los dolores personales y sociales que aquejan la vida de estos tiempos.

Desde hace una semanas, 12 mujeres, todas integrantes del Movimiento Internacional “Vuelo de Mujer”, se propusieron llevar al teatro “Nogales”, un poema de Patricia Merizalde, de 29 estrofas. Dos estrofas para que cada una memorice. Hace ocho días, Marta Altamirano llamó a Patricia para decirle que ella quería tres estrofas, y que además ya se las sabía. Estaba lista para actuar. Seguramente ya sentía la muerte encima, pero también a mí me puso un mensaje diciendo que esperaba la reseña del libro en la edición del 15 de actubre.

No había muestras de dolor. Nadie las vio. Era una mujer hecha de emociones duras pero tiernas, a veces inocentes. Basta oir a Patricia contar de que cuando la conoció, en Lima, Perú, no encajaba muy bien en el discurso feminista de la organización a la que ingresaba, pero días más tarde la llamó para confesarle que sí, que había sido feminista toda la vida, pero que no losabía.

Después de leer su novela, y el excelente prólogo de Ana María «Pitty» Cerutti, no me queda duda de que hoy la lectura es diferente. El significado de sus palabras es otro. Y lo único que me queda es aplazar la reseña de su novela, pues lo que escribí no tiene valor ninguno frente a esta realidad tan grande.

Los dejo con algunos de sus poemas que, más que evidencia, es la vida misma luchando por  la eternidad, la felicidad y la verdad. Marta seguirá viva, su obra literaria es la prueba contundente de su presencia.

 

MARTA ALTAMIRANO DE ÁLVAREZ:

POEMAS

Soy…

Soy la fuerza que me habita;

el porqué de mis acciones;

la esperanza que conduce

cuando no existen opciones;

el fuego que entibia el alama

-tan llena de sinsabores-

y la dueña inclaudicable

de mil enormes pasiones.

Soy la fe que me sostiene

cuando el dolor me corroe;

esa ráfaga de sol

que ilunmina mi horizonte;

la que no ha de resignar

ideales que la formen,

ni dejará de soñar

por más vientos que la soplen.

Soy la mujer, que orgullosa, cumple mil roles

intentando hacerlos bien.

Mientras transita el camino

del amor y la esperanza,

que la llevan sin permiso,

a formar esa familia

que ha soñado y ha querido.

Soy la lucha; la contienda

que aprende de sus errores.

Que en afán por enmendarlos

se equivoca, y contrapone

la verdad que va buscando

al error que, mediocre,

no quiere decir adiós ante su tozudo estoque.

Soy la lluvia que me lava;

el viento que me acaricia;

la poesía más bella;

el titán de mis conquistas;

la lágrima que se escapa;

la sonrisa desprovista,

la locura y la razón

que muy adentro me habitan.

 

Se me ha pasado la vida

Se me ha pasado la vida entre disfrutes y risas;

entre agonías profundas; entre amores y delicias.

y que podría decir si no, que la vida es linda,

si en ella aprendí a caer y a levantarme de prisa;

a soñar sueños posibles, a dormirme en las caricias

y a acunar en mis entrañas, seis veces, la vida misma.

¡Y a enamorarme de nuevo -cada noche, cada día-

de ese compañero bello, que me acompaña y me guía!

Se me ha pasado la vida, y con las metas cumplidas

quiero volver a soñar de una manera distinta:

disfrutar de mis retoños, que con sus manos chiquitas,

me muestran un mundo nuevo, lleno de inocencia y risas.

Se me ha pasado la vida… Y qué podría decir,

sino que ¡la vida es LINDA!

 

Pérdida

Rueda una lágrima sobre el sepulcro;

busca a la tierra que el amor esconde.

¿Adónde irás, amado mío, sin mis besos?

¿A dónde? ¡Por favor, tú, dime dónde!

Rueda una lágrima y el abismo calla;

el sinsabor y el sinsentido la acompañan.

¿Qué luz podrá guiarte en ese encierro

que de oscuridad se viste esta mañana?

Rueda una lágrima, y de preguntas llena,

se muere en un adiós desorbitado,

víctima del dolor y la tragedia,

de la pérdida impensada de su amado.

 

Marta Altamirano de Álvarez

Nació en Villa Dolores, el 27  de diciembre de 1959. Cursó sus estudios en  la ciudad de Córdoba donde se graduó de abogada. Como Gestora Cultural, organiza el encuentro anual «Poesías en el mar» y el concurso»Poesía, Narración y leyendas de Miramar de Ansenuza».  Hasta el lunes pasado, 12 de octubre de 2021, día de su fallecimiento, se desempeña como Juez de Paz de Miramar.